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Marta Lagos, fundadora de Latinobarómetro y MORI Chile, sostuvo que desde 2015 en adelante cambió la manera en que se miran los gobiernos. A su juicio, junto con señalar que “los ministros, salvo unos muy pocos, no son conocidos”, los gabinetes “dejan de jugar el rol que jugaron antes de 2010”.

Según la encuestadora, la gente espera resultados en su vida diaria, y los ministros “no son los actores, sino las políticas públicas”. En ese sentido, afirmó que este cambio de gabinete tiene claramente “un sentido de gestión” para el Presidente, sobre todo porque cambió a una cantidad importante de subsecretarios que son los que “manejan” los ministerios.

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Marta Lagos valoró, eso sí, el cambio en la cartera de Relaciones Exteriores, que a su entender “Dios sabe que se debe a errores que se produjeron también a nivel presidencial”, y donde el hilo “se corta por lo más delgado”. Albert Van Klaveren, asegura, “es un gigantesco profesional y será un gran canciller”.

“El resto de los ministros nuevos no son ni los políticos más importantes ni los más conocidos. Se trata más bien de un ajuste del Presidente en su gestión”, reiteró la analista, para quien además es interesante que sean tantos independientes los designados.

“El cambio de gabinete es, al final del día, un resorte de la elite para la elite, mientras la gente se pregunta: ‘¿y qué cambia para mí?”, cuestionó Marta Lagos, junto a la siguiente reflexión: “Hoy los pueblos buscan soluciones a los problemas, todo lo demás es irrelevante, por eso la política está tan en el suelo. Aquí se le da demasiada importancia a cosas no importantes para la gente”.

“Se termina el gobierno de juntos, pero separados”

En tanto, según Noam Titelman (RD), economista de la PUC e investigador adjunto del Centro de Sistemas Públicos de la Universidad de Chile, el cambio de gabinete “es un paso más para superar las divisiones entre las dos coaliciones”.

“Ya en el cambio de gabinete anterior quedó claro que este era un gobierno de dos coaliciones con igualdad de participación. Se notó con el comité político y la incorporación de Ana Lya Uriarte y Carolina Toha. Pero con este cambio, especialmente a nivel de subsecretarías y seremis, se termina el gobierno de ‘juntos, pero separados'”, afirmó también el director de la Fundación Superación de la Pobreza y magíster en Métodos de Investigación Social por la London School of Economics and Political Science (LSE).

De acuerdo con Titelman, “en varios equipos de trabajo habrá personas de toda la diversidad de partidos”. Además, enfatizó que el ajuste ministerial se produce en un momento en que es muy importante “tener la casa ordenada”.

“El llamado del Presidente a ‘dialogar hasta que duela’ refleja lo importante que es construir una mayoría política que pueda hacer reformas urgentes, como la tributaria. Y para construir puentes hacia afuera, lo primero es tener bien consolidados los puentes hacia adentro”, añadió el ex presidente de la Federación de Estudiantes de la PUC e integrante de la fundación Red de Estudios para la Profundización Democrática (RED).

“Vamos a seguir con un gobierno atrapado en sus contradicciones”

Por otro lado, con un tono más crítico, el investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), Pablo Ortúzar, remarcó que este cambio de gabinete “no refleja una decisión política respecto al nuevo rumbo del gobierno”.

Según el antropólogo social, escritor y académico, al gobierno del Presidente Boric “todavía no termina de caerles la teja respecto a la brutal derrota en el plebiscito del 4 de septiembre”.

Dijo que con el ajuste ministerial “hay un reajuste que sigue siendo una repartija entre fuerzas políticas donde algunas aparecen claramente sobrevaloradas”.

“Vamos a seguir, entonces, con un gobierno atrapado en sus contradicciones, con síndrome de la mano ajena: invitando al diálogo, golpeando la mesa, pidiendo ayuda en tono altanero y sacando minutas ridículas para echarle la culpa de todo a cualquiera que no sean ellos mismos”, cuestionó Ortúzar.

Al final del día, fustigó el analista, “parece que la nueva izquierda no tiene la fortaleza intelectual ni política para corregir el rumbo de manera honesta y decidida”. Entonces, en vez de eso, dijo, “han decidido moverse a bandazos, sin rumbo claro”.

En todo caso, concluyó, y más allá de todo lo dicho, considera una gran noticia la salida del ex subsecretario Ahumada. “Logró ser lo peor de lo malo que hay en el gobierno”.

Errores comunicacionales

Claudio Salinas, académico de la Facultad de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile (FCEI Uchile), señala dos cosas que, a su entender, son errores comunicacionales: la expectación generada en torno al cambio de gabinete y el tono que considera “anterior a la revuelta feminista y al estallido social”.

El también coordinador del Magíster en Comunicación Política de la Casa de Bello, afirma que ha sido negativo “generar un evento con el cambio de gabinete y que vayan pasando los días, generando expectativas”, ya que “deja muchos días de acumulación de opinión, tanto pública como de las fuerzas políticas de la oposición”.

“El cambio de gabinete, al tener mucho tiempo de dilatación, lo que aparece en el escenario mediático es que se trata de equilibrar fuerzas entre los diferentes componentes de la coalición de gobierno”, manifiesta, sin embargo plantea que “se trata más bien de un reparto político”. Esto, para el profesor Salinas, es otro “error comunicacional”.

El académico de la FCEI comenta que, sobre todo con lo ocurrido en el Ministerio de las Culturas, tras la designación de Jaime de Aguirre como titular de la cartera, “da la impresión de que la composición de los ministerios se acerca más a algo que es anterior a la revuelta feminista y al estallido social”.

En el fondo, explica, “el cambio de gabinete es una especie de prueba, así como también lo es la dilatación del ajuste, de que hay una especie de restauración hacia un mundo anterior al 18 de octubre”.

“Pienso que el cambio de gabinete, del que nos estamos preocupando tanto, es algo que no se está haciendo bien, sobre todo comunicacionalmente”, sostiene Salinas, criticando que el “evento” sea el cambio de gabinete y no, por ejemplo, que la inflación fue menor a lo esperado incluso por todos los economistas de derecha y que en muchos otros ámbitos se han logrado nuevas cosas que no han podido instalarse en la agenda pública.

“El escenario es complejo para el Gobierno. Le está pisando el palito a la oposición y con la dilatación hace que la opinión pública se fije en cosas que no son tan relevantes”, concluye.

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