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Gonzalo Winter (36) es uno de los diputados más cercanos al Presidente Gabriel Boric. Su amistad se forjó cuando, siendo estudiantes de Derecho, Winter formó parte del colectivo de izquierda Arrebol, plataforma que contribuyó a elegir a Boric como presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech). Tal como el actual Mandatario, Winter deambuló por dos colectividades del Frente Amplio (FA): Izquierda Autónoma (IA) y luego Convergencia Social (CS). El 2013, mostró nuevamente su lealtad con Boric cuando partió a vivir a Punta Arenas para apoyarlo en el trabajo territorial de su primera campaña en la zona.

Diputado en representación del distrito 10 de la Región Metropolitana, Winter se repostuló en las elecciones parlamentarias de noviembre de 2021 y logró la tercera mayoría nacional, después de Karol Cariola (PC) y Pamela Jiles. Más tarde se integró al comando de segunda vuelta de la campaña presidencial de Gabriel Boric y, tras el triunfo de este, asumió como jefe de bancada de los diputados del Frente Amplio, aunque algunos señalan que su principal labor en el Congreso es ser vocero del Gobierno de Boric ante los parlamentarios. En esta entrevista, Winter hace un mea culpa respecto al hecho de que no prosperara la idea de legislar la reforma tributaria en la Cámara y apunta a la responsabilidad que tuvieron Pamela Giles, Amarillos y el partido Demócratas en el fracaso del primer trámite.

 -¿Qué pasó? ¿Fallaron los cálculos del Gobierno respecto a la cantidad de votos que tenían?
-El rechazo a la reforma no estaba en los planes del Gobierno y el resultado obtenido no corresponde a los diálogos que se habían tenido con los parlamentarios. Creo que corresponde una autocrítica de parte del oficialismo acerca de que uno nunca debiera sorprenderse de una votación. Sin embargo, cada uno tiene que hacerse cargo de su voto. Los que no votaron decidieron esconderle al pueblo su posición, incumpliendo, a mi juicio, sus labores parlamentarias. Si uno revisa la reacción del diputado Calisto (ex-DC), cuesta entender que antes de todo esto dijera que la reforma tributaria le parecía una reforma positiva y después termine decidiendo perjudicar a la inmensa mayoría de los chilenos para hacerle una jugarreta al Gobierno.

-¿Cuáles son los votos que más le sorprendieron?
-Me sorprendió mucho que no votaran Viviana Delgado y Mónica Arce (ambas del Partido Ecologista Verde) y también me sorprendió que la bancada de Demócratas (ex-DC) no votara a favor. Me sorprendió por la posición pública que ellos toman diciendo que entienden la necesidad de un nuevo pacto tributario en Chile, que entienden la necesidad de la redistribución y de alzar la Pensión Garantizada Universal (PGU). Si eso era cierto, la bancada Demócrata podría haber pedido votación separada en todo aquello que no les gustaba o haber presentado indicaciones, pedir votación separada, pero nada de eso ocurrió en la Comisión de Hacienda.

-Amarillos y Demócratas no apoyaron la reforma.
-Su comportamiento en la votación no corresponde con lo que ellos han enunciado como sector político y que dice relación con que es necesario hacer los “cambios con responsabilidad” y una cierta vía a la justicia social. En un país con el nivel de desigualdad que tiene Chile, donde una persona por nacer en Providencia tiene 18 años en promedio más de vida que una persona que nace en Pudahuel, oponerse a la idea de legislar una reforma tributaria es una posición extremadamente radical e ideológica.

¿Cuál cree que es la razón de fondo para no haber apoyado la idea de legislar?
-Creo que aquí hay tres caminos. El de Pamela Jiles es el de privar a los chilenos de ayuda social para aparecer levantando el sexto retiro como única ayuda posible, un plan absolutamente absurdo, porque la reforma tributaria no generaba inflación y ayudaba a quienes más lo necesitan. El sexto retiro de los fondos de las AFP beneficia solo a las personas con fondos de pensiones y aumenta los precios (inflación) a todos. La estrategia de Pamela Jiles es privar a los chilenos y chilenas de beneficios sociales para que, ante la extrema necesidad que ella misma provoca con su votación, solo el sexto retiro aparezca como una solución.

-¿Cuál es el rol de Amarillos y Demócratas en este proceso?
-Demócratas y Amarillos decidieron privar a los chilenos y chilenas de mayor justicia social con la única intención de perjudicar al Gobierno. Me parece completamente legítimo que ellos estén en contra del Gobierno, pero oponerse a disminuir la evasión y la elusión, oponerse a que personas que tienen una pensión de 200 mil pesos puedan tener una pensión más digna, me parece de una mezquindad éticamente inaceptable.

-¿Pero por qué lo harían? ¿Qué buscarían?
-Creo que evaluaron que, como el Gobierno estaba subiendo en las encuestas, había que entorpecer su gestión para evitar que siguiera mejorando su popularidad. El problema de Ximena Rincón es que, si el Gobierno sube en las encuestas, ella queda amarrada a una posición extremadamente radical y antigobierno, por lo tanto, ella probablemente calcula que, cuando al Gobierno le va bien, ella está en problemas.

-¿Y cómo observa el panorama de las “derechas”?
-La derecha en Chile hace 200 años que no cree en los derechos sociales. La Escuela Pública existe en Chile a pesar de la derecha, la democracia existe a pesar de la derecha, los derechos laborales existen a pesar de la derecha, y hoy no hay alza a la PGU porque la derecha no quiso. Después de esto, quedó claro que la derecha está para defender a las personas más ricas, que son básicamente grupos como Corpesca, que financiaba a Jacqueline van Rysselberghe y Jaime Orpis, o como SQM, que financiaba a Pablo Longueira, o el grupo Penta, que financiaba a toda la UDI. Yo creo que ellos votan en contra para defender a quienes tenían que pagar más impuestos.

-¿Estaría de acuerdo en que el Gobierno insista en el Senado con la reforma tributaria?
-Eso es algo que tiene que evaluar el Gobierno, tanto el Ministerio de Hacienda como la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), porque eso requiere del apoyo de 2/3 del Senado y, probablemente, eso significaría hacer otra reforma. Como parlamentario, estoy dispuesto a conversar y a llegar a acuerdos con todas las bancadas, siempre que eso produzca beneficios para los y las chilenas. Pero es evidente que eso significaría desnaturalizar la reforma, pero como Gobierno no podemos tirar la esponja.

-¿No descarta entonces insistir en el Senado?
-Desde el oficialismo tenemos la responsabilidad de buscar lo mejor para el país, y si eso significa conversar con la UDI, lo haremos. Lo más importante es convocar al pueblo de Chile a debatir y discutir estos temas. Si el Gobierno llega solo a negociar con la UDI, va a ser muy difícil obtener resultados que vayan a beneficiar a la gente, pero si, en cambio, la inmensa mayoría de la ciudadanía se informa y se moviliza con estos temas, la conversación puede ser más fructífera.

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