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Rodolfo Carter tiene el control mediático en la mano y no lo suelta. Lo último de esta semana fue la concurrida operación demolición, en la que cayó al suelo la cuarta narco-casa en La Florida. La medida lo enfrentó a los vecinos que explicaron al edil que en esa casa no vivían narcotraficantes, sino una señora que la arrendaba y vendía empanadas. Mientras la grúa destruía la casa, Carter abandonó el lugar en medio de las cámaras y los equipos de los matinales abriendo una nueva polémica, que hoy cumple su segundo día y sólo aumenta.

El caso Carter demuestra que las crisis institucionales y la desconfianza en la autoridad está abriendo un espacio para figuras políticas que vienen con ideas innovadoras y discursos desmedidos en el ambiente público. Prueba de esto es que incluso el Fiscal Nacional, Miguel Angel Valencia, apenas se supo de la operación narco-casa el mismo martes, salió a celebrar la iniciativa diciendo, “siempre se valoran las iniciativas de los distintos agentes del Estado que apuntan a combatir eficazmente el narcotráfico”.

Pero horas después de conocidas las palabras de Valencia, se supo este miércoles que el Ministerio Público había abierto un sumario contra el fiscal que envió los antecedentes para identificar la “narco-casas” y Carter contraatacó diciendo que fue un llamado telefónico desde el Gobierno a la Fiscalía lo que motivó el sumario para perjudicar sus posibilidades electorales: “nadie cambia de opinión en ocho horas. Aquí hubo un telefonazo. El Gobierno no puede ya con sus contradicciones”.

Todo el episodio siguió con una dura interpelación a La Moneda: Presidente Boric, esta no es la elección de la FECH, no es la elección zorrona de una federación de estudiantes. Aquí está la vida de los seres humanos”. 

En medio de toda esta polémica la Fiscalía tuvo que salir a mediar diciendo que se activó el sumario para determinar cómo llegó el documento que especificaba las dirección de las casas a demoler a las manos de Carter, no para investigar la legalidad de la medida. De todas maneras, el alcalde de la Florida no dejó pasar la oportunidad para lucir su punzante y presumido discurso: “Nosotros estábamos preparados para enfrentar los tiros de los narcotraficantes, no estábamos preparados para un tiro en la espalda del Fiscal Nacional”. 

Desde el Gobierno, el despliegue por el caso narco-casa fue total y aparecieron los ministros de Justicia, la vocera, de Interior y el propio Presidente Boric en menos de 24 horas. Carolina Toha dijo: “nosotros no tenemos ninguna polémica y no hemos hecho ningún telefonazo”. Camila Vallejos, por su parte,  dijo “no me voy a hacer cargo de acusaciones infundadas y falsas”. Para terminar con el propio Presidente Gabriel Boric aclarando: “la Fiscalía es un ente autónomo, no ha habido ningún llamado por parte del Gobierno, pero además, estoy preocupado, como Gobierno, en luchar contra la delincuencia, contra el narcotráfico y no contra el alcalde, así que en esa pelea no estoy interesado”.

La confusión sólo aumentó cuando el diputado oficialista y presidente de la Cámara de Diputados, Vlado Mirosivc, en conversación con Radio Duna celebró la medida del edil de La Florida y llamó a los “alcaldes progresistas” a implementar la misma medida. La explicación “Que sigan ahí, intocables, es un monumento a la impunidad. Son castillos de quienes se creen señores feudales en nuestras poblaciones”. Simultáneamente, el alcalde de Antofagasta, Jonathan Velásquez (independiente ex Evópoli), manifestó que implementará la misma medida en su territorio y advirtió que varios municipios miran con buenos ojos la destrucción de “narco-casa”. 

Ausencia de Estado

Para el abogado e investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad, Rodrigo Pérez de Arce, este tipo de liderazgo surgen por la dificultades que el sistema tiene para darle solución inmediata a los problemas que hoy más preocupan a la gente y que son el narcotráfico y la violencia, “si el sistema político sigue siendo incapaz de resolver problemas de este tipo, le está dejando la mesa servida para un liderazgo parecido al de Bukele”, dice refiriéndose a Nayib Bukele, el actual presidente de El Salvador que pretende perpetuarse en el poder desobedeciendo a los otros poderes del Estado y apoyado en la alta popularidad que ha logrado enfrentando a los Maras, pandillas de delincuentes juveniles que ha encerrado en masa en cárceles especiales.

El especialista advierte que la gran pregunta de por qué estos discursos son tan prolíferos, radica en la poca efectividad que tiene el sistema político tradicional para enfrentar el problema de seguridad “todas las ideas que son fuera de la caja y que se tachan de locas van a volverse más atractivas” y, guardando las proporciones, compara este caso con lo que ocurrió durante la pandemia con los retiros de la AFP.

El doctor en ciencias políticas y autor del libro “El momento populista chileno”, Cristóbal Bellolio, destaca que esta medida podría ser catalogada de populista porque “un aspecto del discurso populista es la idea de que la acción política debe ser inmediata, debe ser rápida y no tenemos que perder el tiempo ni en comisiones ni en deliberación”. Es por eso, afirma el experto, que “muchas veces tensiona el Estado de Derecho y eso es lo que de alguna manera algunos le están criticando hoy día”. 

A principios de semana, cuando ya se habían llevado a cabo tres demoliciones de las “narco- casas”, la encuesta “Plaza Pública” de Cadem reveló que el alcalde de la Florida es la segunda figura política mejor evaluada del país después de Evelyn Matthei y antes de la ex Presidenta Michelle Bachelet. Siendo más específicos aún, la encuesta Panel Ciudadano de la UDD arrojó que un 88% de la muestra estaba de acuerdo con la medida de demolición de estas casas. Si Carter logra salir airoso de las críticas y cuestionamientos de esta semana, este nuevo episodio podría encumbrarlo aún más en las encuestas.

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