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La astrónoma Teresa Paneque acaba de publicar –de la mano de editorial Planeta– su tercera entrega de la saga de libros El universo según Carlota, una historia apta para NNA desde los 9 a los 12 años, que cuenta las aventuras y pasiones de Carlota, una niña curiosa que busca dar respuestas a los cientos de interrogantes que existen sobre el universo. 

El primer libro de esta saga corresponde a El universo según Carlota – Asteroides y estrellas fugaces (2021), seguido por El universo según Carlota – Agujeros negros y explosiones estelares (2022), y su publicación más reciente, El universo según Carlota. Vida extraterrestre y exoplanetas (2023).

“Carlota y Marga son mejores amigas, pero cada vez se les hace más difícil pasar tiempo juntas. Carlota participa en el taller de ciencias de la escuela y Marga forma parte de un taller de escritura para el que debe redactar un artículo al mes. Cuando tiene que decidir cuál tema nuevo investigar, ¡no se le ocurre nada! Por suerte, el avistamiento de un objeto desconocido en cielos chilenos hará volar su imaginación. ¿Será Marga la primera estudiante en confirmar la existencia de vida en otros planetas?

“Por otro lado, Carlota se rehúsa a creer que existen los alienígenas, pero ayudará a su amiga a investigar científicamente para confirmar –o no– la vida extraterrestre. Embárcate en esta aventura espacial que te enseñará que muchas veces la realidad puede superar hasta la ciencia ficción”, reza la contraportada de su tercer libro.

-¿Cuál fue tu inspiración tras Carlota? ¿Dirías que se basa en tu propia historia?
-A mí siempre me gustó mucho leer. Desde pequeña disfrutaba muchísimo leer, libros de fantasía, de cualquier cosa. En los últimos años, me he reconectado mucho con esa pasión y de cierta manera siempre fue un sueño subyacente el poder escribir. Carlota Jiménez, que es el nombre de la protagonista, es también el nombre de un personaje que inventamos con mi papá, y nosotros jugábamos a inventar la historia de Carlota Jiménez. Ahora, en el libro, lo único que hice fue tomar el nombre del personaje, que era algo muy familiar y personal, pero la historia de Carlota es su propia historia. Yo siempre he dicho que Carlota no necesariamente va a seguir con astronomía, espero que sea un personaje con el cual cualquier niña o niño se pueda identificar. Es una chica a la que le gusta el arte, no le va de manera sobresaliente en las notas, no es la más popular del curso, es súper tranquila, le gusta estar con su familia, con su grupo de amigas y, claro, entre el primer libro y este último, se ha dado cuenta de que hay un espacio para ella en la ciencia y ha estado desarrollando y aprendiendo temáticas astronómicas, pero sin que eso implique que ella vaya a ser necesariamente científica, y lo que quiero demostrar con el libro es que la ciencia es algo para cualquier persona y que tener un interés por la ciencia es algo que cualquier niño o niña puede tener, independiente de cuál sea su mayor pasión.

-Y a raíz de lo mismo, ¿cómo acercar más las ciencias a NNA sin caer en “lo aburrido”?
Es complejo porque a uno se le pueden ocurrir muchas ideas divertidas, por ejemplo, en biología o química con experimentos de laboratorio, pero yo creo que hay que entender la situación actual y de recursos que tienen sobre todo los establecimientos públicos en Chile, que no pueden estar haciendo esas cosas y que los profesores, a quienes realmente admiro profundamente, deben hacer malabares con los recursos que tienen, con la cantidad de estudiantes que tienen, por lo que, en primer lugar, hay que hacer una inyección de recursos y de soporte para las clases si queremos desarrollar un currículum con buenos ejercicios, y, en el fondo, más que solamente teoría en ámbitos científicos, tenemos que darles recursos tanto materiales como de herramientas para poder hacerlo, porque los profesores tampoco van a ser expertos y expertas en las distintas áreas, sobre todo a nivel de básica.

En este momento, lo más importante que podemos hacer por nuestros jóvenes, es tratar de abrirles el abanico de posibilidades. Si tú ves a un estudiante que tiene interés por algo, apuntarlo hacia dónde puede encontrar más material, no acallar esas inquietudes, sino que incentivarlas, motivarlas. Tampoco se debe asumir que hay ciertas áreas mejor que otras, como por ejemplo las ciencias versus las artes. Creo que es fundamental, para que los niños y niñas encuentren sus vocaciones, que realmente puedan tener ese abanico de posibilidades.

Finalmente, además de inyectar recursos y de revisar el currículum, hay ciertas cosas, por ejemplo, la división de electivos en enseñanza media, en donde debes escoger lo uno o lo otro, y si bien eso ha cambiado, lo encuentro terrible, ¿por qué nos parece que debemos botar materias para poder aprender otras nuevas?, ¿por qué no simplemente podemos aprender de todo?

-Tuviste un cierre de año 2022 muy emocionante con tu reconocimiento de “Amiga de UNICEF”. ¿Por qué enfocarse en NNA? ¿Cuál es tu motivación al hacer libros para la niñez y preadolescentes?
Me gustaría mucho poder entregarles, sobre todo a los niños y niñas de Latinoamérica, y en particular de Chile, las mismas oportunidades que tiene cualquier niño o niña del hemisferio norte. No creo que el hemisferio norte sea mejor que nosotros, considero que simplemente han tomado una corriente de políticas públicas distintas a las que hemos tomado nosotros por nuestro trasfondo, por nuestra historia, por nuestra cultura, pero creo que tenemos que avanzar hacia eso. Opino firmemente que la educación pública funciona, pero funciona si le inyectamos recursos, si les damos oportunidades, entonces, me pasa que veo a niños y niñas y quiero que tengan todas las oportunidades y crear material para que, si tienen un interés por la astronomía, si tienen un interés por aprender, puedan aprenderlo de alguna manera, aunque sea una pincelada. Quiero tener la oportunidad de entregarles contenido a estos jóvenes y, por otro lado, tengo más experiencia con niños y niñas, ya que por mucho tiempo hice talleres de astronomía en un programa de la Católica llamado Penta UC, para niños de sexto básico.

De todas maneras a mí me encantaría, a largo plazo, escribir literatura para un público más adulto, y si bien los libros de Carlota también los pueden leer los adultos, me gustaría escribir un libro así grande y jugoso que quizás tenga relación con ciencia ficción o, quizás, simplemente una narrativa. No me gustaría ser encasillada siempre como una autora de ciencia ficción o de astronomía, creo que uno no puede encasillar a las personas en cosas individuales. Al igual que me encantaría hacer y generar recursos para adultos, yo sé que hay muchos adultos que me siguen porque quieren aprender.

-Hablando de infancia y género, solo el 31% de los libros infantiles publicados entre 1900 al 2000 son protagonizados por mujeres, ¿fue de manera consciente que elegiste a una protagonista niña?
-Las niñas también estamos en desventaja frente a la educación, y sí, fue una decisión consciente y me puse en la posición de que podría haber escrito sobre un protagonista niño y pienso que me habría costado. Creo que, cuando uno le da voz a un personaje, tiene que haber una conexión, que yo no habría podido retratar de la misma manera con un personaje hombre. Ahora, Carlota también tiene amigos, y hay personajes masculinos, pero claro que tengo mayor facilidad en escribir personajes femeninos, siendo mujer, y considero que es algo muy bonito que las niñas puedan reflejarse en Carlota.

Por ejemplo, una vez me pasó que una de las personas a las que le regalé mi libro, fue a mi profesora guía de mi magíster, que para mí fue una inspiración total. Ella tiene una hija pequeña de cinco o seis años con quien lee el libro de Carlota, y me cuenta que estaba fascinada con la historia, primero, porque conocía a una autora y para ella eso era lo máximo, y segundo, porque Carlota escucha a Taylor Swift y ve YouTube. Entonces, mi profesora me decía que su hija se siente Carlota, ella es Carlota, y eso a mí me encanta, que me cuenten que se identifican con Carlota. Entonces, qué bonito que el personaje mujer sea también protagonista de su historia. Y también creo que necesitamos figuras que sean inteligentes, pero que al mismo tiempo sean normales, porque rompen el sesgo de esta superwoman. Yo siempre digo, hay un problema muy grande, y es que no solamente tenemos pocas referentes mujeres en ciencia, sino que las modelos que tenemos en ciencia son mujeres imbatibles, que fueron contra todos los estereotipos, que la pasaron horrible, pero que lograron salir adelante, que se ganaron dos premios Nobel, como Marie Curie, entonces, está la idea de que para ser mujer en ciencia tienes que ser, no buena, sino la mejor, y creo que ahí entra la sutileza de hacer un personaje que es mujer, que es niña, pero que es normal, y transmite la idea de que la ciencia es para todas y todos, no solo para los científicos y, sobre todo, para niñas también.

-Las brechas de género no solo se ven en tu área, como parte de la ciencia, sino que también en las artes, las culturas, etc. Como lectora, ¿por qué consideras importante leer a más mujeres?
Es un ejercicio interesante que, cuando una toma conciencia del sesgo, se ve todo desde una perspectiva muy distinta. Yo salí hace 10 años del colegio, y el tema del feminismo era muy distinto. Yo me acuerdo haber estado pensando ¿por qué yo no puedo hacer ciencia?, porque para mí era obvio que sí, porque a mí nunca nadie me había dicho lo contrario, pero cuando entré a la universidad, era el primer año que se iba a hacer el ingreso por equidad de género en mi facultad para aumentar la matrícula de mujeres en ingeniería y ciencia, y para mí fue preguntarme ¿por qué les están dando más oportunidades a las mujeres?, pero luego, al ingresar, me di cuenta de lo que es estar en un entorno masculinizado, y empecé a hablar con compañeras y me di cuenta de que en mi casa no hay roles de género, mi situación era distinta a la común. Hoy en día, soy súper promotora con los programas de equidad de género y de hacer acciones activas para disminuir la brecha, y creo que con los libros pasa lo mismo, leemos a hombres y finalmente quienes escriben las historias son, de cierta manera, quienes definen la visión de mundo. Entonces, qué potente es cuando uno puede diversificar esas miradas, porque si me quedo con una sola mirada, me estoy quedando con la mirada de un hombre, hetero, blanco, esa es la realidad. Debemos diversificar las opiniones, vislumbremos la mirada de mujeres, veamos cómo ellas retratan a los personajes, los conflictos, las resoluciones, la profundidad que puedan tener ciertas lecturas. Debemos hacer el esfuerzo consciente por leer a más autoras,

-Hace pocos días fue la conmemoración del 8M, tú viviendo en Europa actualmente, a diferencia de Chile, ¿crees que efectivamente existe una menor brecha de género? ¿Qué demandas crees que aún se mantienen latentes?
Me pasa que extraño mucho la intensidad latinoamericana. Aquí tengo una compañera de oficina que es brasileña, y ambas estábamos indignadas el 8 de marzo, porque acá es muy distinto, quizás porque el aparataje público está construido de otra manera culturalmente. Acá hubo concentraciones en el centro de Alemania, pero al menos en mi entorno, si bien se habla del tema, es muy distinto a cómo se vislumbra en Latinoamérica o España y, por lo mismo, se extraña esa característica cultural, muy potente. Aún hay cosas que mejorar, y una de las cosas que más extraño del feminismo chileno, es que es un feminismo muy cercano, de comunidad, de cuestionarse las cosas, de alzar la voz. Además, particularmente en esta zona de Europa, existe una diferencia muy grande con el este europeo, que estuvieron durante mucho tiempo bajo el pensamiento soviético, y los soviéticos desarrollaron muchísimo más a las mujeres en las áreas STEM. Sin embargo, quizás lo que sucede en este lado del mundo es que, efectivamente, las cosas están mejor. Finalmente, lo que queremos en algún momento es que ya no sea un tema, porque hayamos alcanzado la equidad. 

-Quizás esto puede resultar un poco obvio, pero ¿sientes que tu rubro está aún muy masculinizado? ¿Existe alguna experiencia que te haya marcado, en cuanto a la brecha de género?
-Astronomía es un área bastante privilegiada en el sentido de que nosotros tenemos prácticamente equidad a nivel de pregrado, y en postgrado hay bastantes mujeres que hemos ingresado y eso se siente como un respiro de aire. Yo no tenía idea de lo mucho que extrañaba a las mujeres hasta que empecé mi postgrado, y lo triste de esto es que es en un contraste absoluto con carreras como matemáticas, física y computación, donde a veces la matrícula no llega ni siquiera al 15%, en algunos casos al 10%, y eso es terrible. Si bien yo nunca me enfrenté a una situación de discriminación en función de mi género, sí le atribuyo, en un 100%, al entorno masculinizado, que cuando egresé de la universidad tenía muchísimo síndrome del impostor. Sentía que era una farsa total, que no iba a poder en la academia, porque miraba a mi alrededor y veía todos mis compañeros que eran increíblemente inteligentes, que lo sabían todo y jamás tenían dudas. Pero cuando entré al magíster y me encontré con más mujeres y, además, trabajando con profesoras mujeres, me di cuenta de que el hecho de que hubiera muchos hombres en un entorno tan masculinizado, muy exitista, porque los hombres pocas veces van a decir que no entienden algo o van a aceptar que les cuesta algo, me encontré con gente que, al igual que yo, tenía dudas, y no les daba vergüenza decirlo. Mis propias profesoras a veces, no sabían la respuesta, y para mí eso fue increíble porque a mí nunca nadie me dijo que una profesora podía no saber algo.

Trabajar con mujeres me hizo darme cuenta de que los espacios masculinizados logran invalidar tus sentimientos de duda, porque, de nuevo, existe la idea de que para ser exitosa en la ciencia tienes que saber absolutamente todo y no puedes fallar y, eso, genera que las mujeres solo quieran postular a cargos cuando sienten que cumplen con los requisitos y más; en cambio, los hombres simplemente postulan. Fueron las mujeres del entorno astronómico las que me hicieron darme cuenta de que sí podía ser valiosa en el entorno y que sí tenía un lugar en la academia. Y hoy en día, me siento una académica exitosa, y si fallo en algo sé que no es porque yo sea mala, sino que porque hay alguien mejor, y eso está bien. Esa confianza me la dieron las mujeres, mujeres con las que trabajo y las que me rodean día a día.

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